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Por Carlos Santamaría Ochoa
Hay muchas cosas, como suele suceder en cada administración federal, en las que no estamos de acuerdo y otras en la que sí estamos; sucede siempre y a prácticamente todos los seres humanos. Nadie es perfecto ni gobierna con un 100 de calificación, porque cuando algo nos gusta a nosotros, a otros pareciera no agradarle, y las dos opiniones son tan respetables como válidas.
Es por ello que las expectativas del informe de Enrique Peña Nieto han hecho que infinidad de plumas escriban a favor y en contra, optimista y pesimistas y todo lo que concierne a una opinión/crítica a las autoridades.
Tenemos cosas que nos enojan en lo particular, sin embargo, habrá que ver la óptica real en que se visionan, y cómo deben entenderse para saber si son adecuadas para México y para nosotros.
Entendamos: somos poco más de 110 millones de almas los que estamos pendientes de una decisión que puede o no gustarnos.
El ejemplo más claro es el que peleamos tanto los que vivimos en estados cuyas temperaturas en ciertos meses son punto menos que infernales, y pese a los subsidios de la Comisión Federal de Electricidad tenemos que suportar grandes pagos y aguantar, porque de otra forma no podríamos hacer bien nuestras funciones, dado el desgaste que implica vivir en un “horno” y no poder descansar bien.
Y como eso, hablamos de aspectos de educación, salud, infraestructura, energéticos y más. Recordamos a aquellos que han criticado las reformas existentes a partir de la administración actual y entendemos que muchos no han comprendido lo que significa cada una de ellas.
Sigue habiendo gente que se asusta y reclama la reforma energética, porque aseguran que el petróleo que “es nuestro” se irá a manos extranjeras.
En primera instancia, nadie podría tener un barril de petróleo en casa, y en segunda instancia, hay que leer un poco lo que explican estas reformas para saber si realmente perderemos la tutela como nación de los recursos naturales no renovables, que es distinto.
Y a otros no nos caerá bien una persona pero a otros sí; no se trata de tener en el gobierno que sea una cara amable que nos pretenda ser simpática: somos de la idea de que el carácter del presidente es secundario, siempre y cuando su gobierno tenga las decisiones adecuadas para nuestro país.
Así, con esas expectativas se lleva a cabo la ceremonia en la que Enrique Peña Nieto hace una explicación de sus actividades, lo que antes conocíamos como Informe de Gobierno, pero que con las reformas ha dejado de ser un acto protocolario y obligado, para convertirse en una reunión de amigos donde acuden los que saben que el presidente está en lo correcto, o al menos, los que así lo consideran.
Para que México crezca se requiere de un cambio de actitud: tenemos que dejar, unos, de sentirnos aplanados por el yugo de un determinado partido y ser menos derrotistas, y otros, quitarnos esa estampa de salvadores, de héroes del Mëxico moderno o de avatares que no tienen errores.
Todos los gobiernos, insistimos, han tenido yerros y aciertos, y eso lo sabemos quienes hemos vivido un tiempo prudente.
¿Qué se le puede pedir a EPN? Que haya en México condiciones de seguridad, que la educación sea de calidad y que no haya esos absurdos en el sector educativo; que el sector salud nos ofrezca medicina de calidad, en el sentido de atención e insumos para curarnos, y entendemos que aplicando estos principios, podríamos ser una mucho mejor nación, porque la base de cualquier estado que se pretende desarrollar es la educación, y sin salud, nada se puede lograr, p orque es la base para poder emprender cualquier empresa.
Bienvenido el cuarto año de gobierno, y esperamos mejorar, esperamos que haya buenas noticias para todos, pero que se reflejen en el devenir de todos nuestros amaneceres.
Por el bien de nosotros… y de nuestros hijos.
Comentarios: entrenos@prodigy.net.mx